Testimonio ClauJove: «Ésta oportunidad me ha salvado la vida»

Ana (nombre ficticio) vivió en situación de calle en diferentes momentos cuando tenía entre 18 y 25 años, sobreviviendo a múltiples violencias que han tenido un gran impacto en su salud mental. A pesar de todas las dificultades y trabas vividas, gracias al proyecto ClauJove, a través del cual proporcionamos acogida integral desde un modelo de Housing First y un enfoque de derechos humanos, está haciendo efectivo un proceso de recuperación psicoemocional y de sus derechos.

Tal y como su nombre indica, el proyecto pone a las mujeres y jóvenes como protagonistas claves de su proceso de inclusión y recuperación a partir del momento en que se les proporciona la llave de su vivienda y, con ella, una seguridad ontológica. A partir de las perspectivas de género interseccional y de reducción de daños, trabajamos con las mujeres para que puedan sentirse como en casa. Para que puedan sentirse en casa.

Éste es el testimonio de Ana:

“Hace un año que vivo aquí. Tengo que admitir que me costó mucho adaptarme. Sentía que era la casa de las personas ya viviendo en ella y que yo era una invitada. Así había sido para mí durante demasiado tiempo, y por lo tanto no estaba acostumbrada. Por otro lado, estaba tan atada a mis pertenencias que dormía con la riñonera puesta y la mochila al lado de la almohada… Dejar algo en el comedor, el móvil encima de la mesa, todo eso era impensable. Me ponía nerviosa. Pero me decidí a probarlo alguna vez (aunque siempre alerta, no podía evitarlo). Y poco a poco veía que no pasaba nada, podía sentirme segura. Sólo eran paranoias. También a medida que vas adaptándote, tomando rutinas y conociendo a las compañeras de piso, todo se normaliza.

La convivencia también es un reto, nunca había compartido piso y aquí cada una tenemos nuestra historia y nuesta propia lucha y no sabemos qué está pasando en la vida de las demás. Yo intento respetar al máximo a mis compañeras, tenemos reglas de convivencia que en mayor parte es fundamental el respeto, pero también hay tareas; cada una tiene sus maneras de hacerlas. Puede haber conflictos por ello, somos muy diferentes y por mi parte he intentado explicar mis necesidades en todo momento ya que sé que algunas son algo más “especiales” e intento que me comprendan. Para resolver cualquier diferencia, tenemos un espacio compartido una vez por semana el cual ayuda muchísimo ya que podemos aclararlo todo.  

La mejora que he tenido no fue en un momento concreto, simplemente te acostumbras al día a día. A día de hoy, siento que es mi hogar, me siento segura al 100%. En gran parte también es gracias al equipo educativo que sigo adelante y cuando he necesitado asistir a un lugar que por mí misma no tenía fuerzas o voluntad de ir, me han acompañado siempre. Es un apoyo increíble y totalmente necesario. Tal vez me cueste ver los cambios porque quisiera avanzar mucho más rápido, pero aquí también he aprendido a que hay que dar un paso tras el otro. Aún me queda mucho camino por delante, pero, sin duda, en un año he aprendido mucho. Puedo decir que esta oportunidad me ha salvado la vida.” 


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