Tod@s somos migrantes: reflexión sobre nuestro compromiso con el derecho a migrar

En muchas ocasiones, las redes sociales nos retransmiten mensajes desde diferentes puntos de vista y desde ese punto de partida te puedes plantear tu propia reflexión según la experiencia de cada persona.

La semana pasada visualicé un vídeo sobre Sani Ladan, Vicepresidente de la Asociación Elín y estudiante de Relaciones Internacionales, asociación sin ánimo de lucro que desde 1999 trabaja por el reconocimiento de los derechos humanos, la búsqueda de la justicia y la protección de los derechos de las personas migrantes en la provincia de Ceuta. En él, Sani explica las desavenencias encontradas en su recorrido desde Camerún, donde pasó días en el desierto, durmió en la calle y estuvo hasta cuatro días sin comer ni beber. Todo esto no fue por tener un futuro mejor, porque allí ya lo tenía, ya que nació en el seno de una familia solvente económicamente, sino para poder formarse y estudiar, ya que era consciente que en su país nunca podría.

Este vídeo ha suscitado en mí un interés por saber cómo es el “camino” que recorren los migrantes que provienen de diferentes países de África. Así he llegado a visualizar muchos testimonios de diferentes personas como Roland y Hervé o Abang, entre otros. Todas estas personas coinciden en la gran dificultad de cruzar esas dos vallas paralelas de seis metros de altura con cuchillas reinstaladas desde el 2013. Todos ellos han realizado muchos saltos fallidos, después de los cuales se les devuelve al otro lado de la valla, y vuelta a empezar. Vuelta a esconderse en diferentes sitios (el más famoso de ellos, el Monte Gurugú) para mal comer, mal dormir con un ojo abierto temiendo a las redadas, mal vivir y continuar soñando con la “tierra prometida”.

Durante el pasado fin de semana más de 300 personas saltaron a la vez la valla en Ceuta. De entre todas ellas, 200 llegaron a traspasarla, 19 resultaron heridos y, lamentablemente, una de ellas murió debido a una parada cardiorespiratoria. Ya lo explicaba Roland en su vídeo: «Quien tiene más capacidad de sobrevivir tendrá más posibilidad de existir en un futuro”. ¿Cuántos saltos habría realizado la persona fallecida anteriormente? ¿Era éste el futuro que esperaba?

Las personas en general llevamos un ritmo de vida acelerado, convivimos con la prisa, el estrés y la ansiedad que conllevan todos nuestros problemas diarios, pero testimonios como los de Sani o Roland te hacen plantear cuán importantes son nuestras preocupaciones cotidianas.

Deberíamos dar a conocer más estas vivencias, proyectar estas imágenes entre los jóvenes de nuestra sociedad que tienen entre sus mayores preocupaciones saber cuantos “likes” ha recibido su última foto en la red social de moda o estar atentos a si su ídolo ha compartido ese vídeo donde explica como jugar a un videojuego.

Roland nos hace plantearnos una simple pregunta “¿Quién no es migrante en este mundo? Si tú no lo eres, seguro que eres hijo, nieto, bisnieto o tataranieto de migrante. Si yo tengo un hijo, aquí, en España, ¿se le llamará también migrante?”. Yo lo tengo claro, soy migrante, ¿y tú?

Desde la Asociación invia trabajamos día a día por los derechos de los trabajadores y trabajadoras migrantes, denunciamos incansablemente el fracaso de la política migratoria europea y defendemos su reforma completa.

Mª del Mar Hernández GuerreroProspectora laboral de la Asociación in via


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